Son muchas las veces que hemos oído la importancia de poner la vida y las curas en el centro. Se trata de una de las reivindicaciones por excelencia del feminismo y de la pedagogía feminista. Hoy, en estos momentos de incertidumbre, desazón y caos en el que estamos inmersas esta reivindicación toma más sentido que nunca.
Hablamos de centros educativos que piden a las familias un montón de tareas a realizar con sus hijos/as. Incluso vídeos diarios con ejercicios para alumnado que los padres deben elaborar y enviar al centro educativo. Docentes a quienes se pide que justifiquen que no estan de vacaciones poniendo tareas sin ningún sentido. Padres y madres a quienes se exige horas de teletrabajo durante un confinamiento que no resulta fácil.
Dar tiempo y espacio a cada familia para qué pueda gestionar este proceso de angustia e inestabilidad es esencial para poder cuidar (nos).
La prioridad ahora debe ser esta, cuidarnos, hacernos bien. No podemos desplazar la mirada (otra vez) hacia el rendimiento y la productividad. Y es que, como puedes cumplir las expectativas laborales cuidando de tus hijos/as 24h, asumiendo las tareas del hogar y gestionando tus propios miedos y las de tu entorno? Qué suponen los cuidados en un proceso de confinamiento? Cuando tiempo seguiremos anteponiendo la productividad en la vida? Sobre quien recae esta responsabilidad?
Cuidémonos mucho.